sábado, 12 de marzo de 2011

Cuerpo del Deleite


si de nuevo pudiera
como si nada o nade hubiese de amar más;
si me fuera otorgado un solo instante,
ahora que no estás, sino un espacio helado;
si se me concediera:
yo volvería a ti, sí, volvería,
suplicando
tus dedos finos
como el primer día de las espigas,
rogándote beber
tu dulce y dura flor,
pidiéndote
aquel que fue contigo tu soldado de plomo,
tu primera mujer,
tu barco de papel,
la chava,
ah, sí que volvería a tus jugos profundos
que fueron en mis labios la canción;
a tu alegría ociosa
de la que todavía haces ausencia;
a tu esbelta hermosura
que no me pertenece sino la cruz sin nadie;
a tus ojos navales
donde partí y no estoy;
yo volvería a ti,
junto a tu sombra,
sombra de ti, perdido.

pero no tengo, no, ya  nunca,
tus palabras de mocedad,
tu breve piel trigueña
donde me puse a arar y me sembré
como una almendra atroz,
puesta en ti,
condenada a nacer y manar de tu costado;
pero no tengo, no, ya nunca,
riesgo mío,
la turbadora cercanía de tu mirada,
no tengo ya tu cuerpo, su labranza,
su cuenco de rocío, su quejumbre,
su equilibrado ruiseñor, su oleaje,
su tersura de orquídea entre mis labios,
no, ya nunca, nunca más.
yo llevé a tu cintura la turbia compañía,
yo acerqué a tu cadera
un acedo calor de lenocinio;
yo puse mis colmillos de solapado roedor
a morder tu amistad;
yo fui el mono borracho, tu asesino,
el corsario de tu pureza,
tu verdugo, todo, todo,

y volvería a hacerlo.
sólo
por volver
a mirarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario