sábado, 12 de marzo de 2011

Abigael Bohórquez, Digo lo que amo

Primera edición, enero de 1976, México. Ilustraciones de G. Utrilla.
FEM 29, Colección Palabra Viva, Federación Editorial Mexicana

CONTIENE


PRIMERA CEREMONIA
CARGO
APREHENSIÓN
DESCARACIÓN PREVIA
RECONSTRUCCIÓN DEL LECHO
CUERPO DEL DELEITE
ENCHUFE
LA MENTACIÓN
CAREO
SENTENCIA
DILUVIO
TLAMATINI
LEVÍTICO 2.13
TRILOGÍA POLICIACA
REINCIDENCIA
CANTE
SAUDADE
DESMANDAMIENTO
INDULTO
BALADA

A Efraín Huerta
A Jesús Arellano
“Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
..................................................................
yo sería al fin aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.”

LUIS CERNUDA

Oscar: ¿Crees que estoy aquí por mis relaciones con algunos profesionales del vicio? Pero si Inglaterra está llena de hombres así (...) Lo que Inglaterra no me perdona, son los vicios que encubre con su hipocresía, no me perdona que en mí sea un gran amor. Por eso se ha desatado las fuerzas secretas para marcarme con el fuego y el ridículo. Cuando un amor como el mío desafía la tradición burguesa, se le castiga a trabajos forzados.
Frank: El único amor legítimo, Oscar, es el que une a un hombre y a una mujer.
Oscar: Te concedo que para ti no exista más amor que ese, pero no me lo digas a mí, que me he ofrecido en holocausto.
Maurice Rostand

El proceso de Oscar Wilde



A LA MEMORIA 
de
OSCAR WILDE,
en el 75 aniversario
de su muerte.

Primera Ceremonia

 


primaverizo yaces,
deleital y ternúrico,
y nadie es como tú, cervatillo matutinal,
silvestrecido y leve.
aparentas dormir
y una sonrisa esplende tus pupilas;
quedo sin mí.
tú veranideces,
cuando mis manos desdoblan su pobreza
y tocan tus cabellos dóciles, como el agua
y me tiendo a tu lado.
desnudo te descubres; desnudo estoy allí;
suspenso, trémulo,
desamparado como la noche del misérrimo,
ayuno y mórbido:
qué puedo hacer, enceguecido y mudo,
atado de estupor,
maravillado?
mantienes tu mirada fresca y feroz,
sedienta de antemano;
resplandeciendo en la devoradora oscuridad:
tu sexo,
húmedo, cálidamente eléctrico, madero victorioso,
con el recuerdo herido todavía
de la primera masturbación y el receloso orgasmo,
y tus labios suntuosos
temblando un hálito que ya no necesita
el niño aquel que eras,
y tu cuello miro que pulsa las cuerdas
del corazón, no sé si el tuyo, el mío,
y ninguna palabra pronunciamos,
ninguna a mi favor;
no hay gracia para mí.
deja que diga no tu pecho núbil,
duro lugar de la salud,
marejada que nadie detendrá,
retén su amor, su odio;
tu modo de ser tú casi me lame,
calor de perro, ojos de ganso, hermano de caballos;
me viene encima tu sazón,
la rotación novicia de tu ombligo,
tu almíbar de estar hecho
veloz, inmóvil, lento, prensil, inapresable;
tiendo una mano: existes;
tus muslos, golpe a golpe, se separan,
se encuentran, se encajan, se unifican,
se hace una brecha ardiente en el revuelo
de la sábana;
no hay piedad para mí.
tus dientes caen, degüellan,
rindo el sentido.
tómame.
deshónrate, sométeme, contrístate, obedéceme,
enloquece, avergüenzate, desúnete, arrodíllate,
miserable, amor mío, lagarto, imbécil, maravilla,
precipítate, aúlla.

de pronto, tú, el relámpago,
abierto, florecido, restallante,
arriba abajo, encima, ¿dónde?,
hiendes la oscuridad
y adentro


llueves.

Cargo

 


dédesme hora un beso, fermosura;
erguídese broñido
con que me falaguedes;
aguijemos:
si dijeren digan, de vero vala,
que dormí
favorido
de so el niño garrido.
.............................................................
y vos,
¿qué habedes?
¿qué me queréis?

.............................................................

vosotros lo seredes!!!!

Aprehensión

 


es preciso volvernos a tiempo
hacia los que no nos ignoran;
ser prudentes, pacientes, cristianamente
alcohólicos, acostólicos y remonos.
los enemigos no tienen conducta
ni sentido;
se hacen ver donde menos
se les quisiera ver.
pero todo fue algo más: 
yo acerqué mis labios a tu frente,
a tus mejillas redentoras,
a tus labios, no sé;
y la beata, el adúltero, el sacrílego,
el cura, el homicida, el drogadicto,
la incestuosa y el sátiro,
el centurión,
la distinguida cogelona,
la sociedad de padres de familia
y los adoradores del santísimo,
los fetógrafos,
los puros elegidos,
no sé qué hacían,
emboscados,
allí,
en el monte de los olivos.

Descaración Previa

 


si me callara;
si me pusiera serio;
si dejara
que el sacrosanto pudor
recatara esta dulce merced;
si me fuera quedando como de aquí al olvido;
si decayera mi semblante y me apesadumbrara,
y sosegadamente contenido,
no revelara la inesperada gracia;
si lo ocultara;
si me fuera de bruces sobre mí mismo
y me diera contra mi nombre
y fuera la desmemoria de la flor;
si anocheciera,
y ninguna palabra mía diera fe del prodigio,
por tan callado el trance de morir;
si me opusiera a declarar;
si me cerrara en negar
que nada, nada es cierto, sino yo,
dulcemente yo, puntual con mi esqueleto,
y aceptara este resplandeciente temor
a confesar:
¿qué soy, quién soy entonces,
qué he sido sino el de siempre, el mismo,
aquel que sólo ha dicho la verdad
y nada más que la crudelísima
verdad?
el que este día ha amanecido
fúlgido de vejez,
maravillado de regresar,
el que, ahora,
simple y sencillamente, se levanta,
compone el pecho desvencijado
y declara,
con un temblor de voz en lo que queda de palabra,
diecinueve de enero, dos puntos,
sólo era que
te
amo.

Reconstrucción del Lecho

 


en esta cama fueron
las tentaciones.

yo tenté.
tú tentaste.


ustedes, qué!!?

Cuerpo del Deleite


si de nuevo pudiera
como si nada o nade hubiese de amar más;
si me fuera otorgado un solo instante,
ahora que no estás, sino un espacio helado;
si se me concediera:
yo volvería a ti, sí, volvería,
suplicando
tus dedos finos
como el primer día de las espigas,
rogándote beber
tu dulce y dura flor,
pidiéndote
aquel que fue contigo tu soldado de plomo,
tu primera mujer,
tu barco de papel,
la chava,
ah, sí que volvería a tus jugos profundos
que fueron en mis labios la canción;
a tu alegría ociosa
de la que todavía haces ausencia;
a tu esbelta hermosura
que no me pertenece sino la cruz sin nadie;
a tus ojos navales
donde partí y no estoy;
yo volvería a ti,
junto a tu sombra,
sombra de ti, perdido.

pero no tengo, no, ya  nunca,
tus palabras de mocedad,
tu breve piel trigueña
donde me puse a arar y me sembré
como una almendra atroz,
puesta en ti,
condenada a nacer y manar de tu costado;
pero no tengo, no, ya nunca,
riesgo mío,
la turbadora cercanía de tu mirada,
no tengo ya tu cuerpo, su labranza,
su cuenco de rocío, su quejumbre,
su equilibrado ruiseñor, su oleaje,
su tersura de orquídea entre mis labios,
no, ya nunca, nunca más.
yo llevé a tu cintura la turbia compañía,
yo acerqué a tu cadera
un acedo calor de lenocinio;
yo puse mis colmillos de solapado roedor
a morder tu amistad;
yo fui el mono borracho, tu asesino,
el corsario de tu pureza,
tu verdugo, todo, todo,

y volvería a hacerlo.
sólo
por volver
a mirarte.

Enchufe


pajarito atrapado
entre las trompas
de falo
pío
pío
pío.

La Mentación


suele ocurrir,
por ejemplo,
que,
de pronto,
todos éstos que saben qué hora es,
quién vive,
qué pasa entre nosotros,
que nos miran,
los maliciosos bragueteros,
los resentidos calenturientos,
descuidan
que uno, a boca plenamente sellada,
pueda amarse, llamarse,
repetirse,
decirse, sin hablar, lo simple y tibio del amor,
se les pasa que uno,
sin decir esta lengua es la mía,
categóricamente,
desde el más caballeroso, solemne
y circunspecto silencio,
les está recordando, beneméritamente,
a su
reverendísima,
reformadísima,
restauradísima, recogidísima,
república

madre.

Careo


estamos frente a frente.
el silencio, amor mío,
definitivamente nos congracia.
no hables, oh, cabeza querida,
flor de este árbol viejo.

déjate hacer palabras.


a distancia

Sentencia


“Jugaréis por instantes del vocablo como decir: Si se mudó en mi ausencia, ya no es mujer estable, sino ESTABLO.”
LOPE DE VEGA
dejadlo al villano pene;
yendo y viniendo;
una vez entrando
y otra vez saliendo
por sécula su culorum;
que pene.

qué pene!!!

Diluvio


nada por aquí, nada por allá;
nada en esta mano, nada en esta otra;
un ojo,
dos cabezas,
tres brazos,
cuatro pies;
los ahogados,
al alba,
todavía querían tragar
más;
y la paloma de noé
ni
con las mañanitas.

Tlamatini


CUILONYOTL. Pecado contra natura. Hombre con otro hombre.
Alonso de Molina
VOCABULARIO CASTELLANO-NÁHUATL

a MAESE NOVO

de un mal crónico, oh, dador de la vida,
yo soy cantor;
que sea así, ay de mí;
que aunque oro, también se hará polvo;
que aunque vana peluca
ha descendido al lugar del misterio;
que aunque esmeraldas y turquesas le dieron alegría,
ha cesado su canto.
nos ataviamos, nos enriquecemos
con sus terrenas pertenencias: cíngulos,
crótalos, diálogos, lenguas de obsidiana, una calle.
flores cogía el de coyohuacan.
pájaros cogía. pájaro en mano
puede haber quien se sienta sin dicha
sobre la tierra? oh, pluma, la más pluma,
dice:
“váyame yo, oh, dador de la vida,
como los muertos sea borrada mi pintura,
que, aunque instante brevísimo, oh, amigos,
la vida aun así tan breve,
bien que le he dado vuelo
a la preciosa ave de pescuezo morado.”
nos enlutamos, nos degañitamos, asistimos
oh, amigos oyentes míos,
a sus fúnebres pompis.

él se ha ido. gozaos, vosotros,
los que una vez negaron su hermosura.
vayamos a empedarnos, mi amor,
a la mitad de la laguna.

Levítico 2.13


“Cualquiera que tuviese ayuntamiento con varón como si éste fuera una hembra, abominación hará; ambos serán muertos y sobre ellos caerá su sangre.”
LEVÍTICO 2.13
LA BIBLIA. ANTIGUO TESTAMENTO

Calle de Ayuntamiento esquina con Dolores en la ciudad de México.
ay! levítico...
tú y yo;
que en un dos por tre
sé tú,
hombre con hombre,
tú y yo,
tendremo ayuntamiento con dolore,
yo,
y en esa esquina, yo y tú,
ve si podemo cogé
automóvil;
te me baja, negro, tú,
o te me sube, yo, tú,
ya no te bajes amó,
caimán oscuro entre mis ancas, tú,
bíblico higo en cada mano, yo,
pasó
que yo te lo dije, yo,
insumiso subibaja, tú,
he aquí
la higuera maldita, dios,
sigue dando frutos, TU,
cámara, qué buena onda,
yo y tú,
ya ni guagua pasa, tú,
sólo la justa oportunísima patrulla
de la secreta putrefacción,
comandante yavé llamando al agente changó 2.13. cambio,
jehová de los ejércitos azules, señor justicia,
el santo sireneo o el
condecorado sobreviviente de lo que octubre se llevó,
que nos inquiere:
hombre como hembra?
no, tú;
hombre con hombre?
tú? yo?,
qué, no son machos?
yo, tú?
no somos machos, tú, yo,
pero somos muchas,
ay,
tú.

Trilogía Policiaca


I
no tengo nada que omitir
y nada que agregar
a su impecable pedigree.
la policía
es la más diestra,
superdotada,
excepcional,
experta,
púdica,
el buen samaritano de la ciudad.
no hay quien le iguale
a todas esas cosas
religiosamente
emparentadas
con la palabra
chingar.
unos con otros fraternizan,
se solapan,
se comunican,
hablan la misma clave,
intercambian tarifas,
clientela,
regatean,
calculan,
se entienden,
se hacen rogar,
y están puntuales siempre
a la hora consabida de cumplir con
la consigna patria
de madrear.
la policía de la ciudad
de todas todas se las sabe,
desde karate hasta tru tru,
es legendaria ya,
epopéyica su reputa
ción;
si lo dudáis, preguntad
al primer estudiante que pase:
adivina adivinador,
qué cosa es que marcha erecto como un hombre
y muerde a la menor provocación,
azul por fuera, negra por dentro
y que con un pito ilustre
de metal
hace también pi piiii?
la policía de la ciudad
es la más diestra
mente siniestra;
ella lo sabe bien,
pero es incorregible,
irreflexible,
irremediable,
qué le vamos a hacer...
maternalmente hablando
no tiene ni
perdón.

II
no lo váis a creer,
pero ese macho en estado de ira,
calculadoramente cruel,
fornido y asombrosamente suspicaz,
pistola al cinto,
macana y lanzallamas en la mano,
ojo torvo,
maleducado y alcahuete,
columna de la dignidad,
practicante de la refinada violencia,
fanfarrón y ostentoso,
cauto y rabiosamente pedigüeño,
allí donde lo véis,
es nada más y nada menos
que un policía
desaforadamente
maricón.

III
A la una
a las dos
y
alas
patas pá cuándo son.

Reincidencia


dejó sus cabras el zagal y vino.
ah libertad amada,
qué resplandor de vástago sonoro,
qué sabia oscuridad sus ojos mansos,
qué ligera y morena su estatura,
qué galanura enhiesta y turbadora,
qué esbelta desnudez túrgida y sola,
qué tamboril de niño sus pisadas.
dejó sus cabras el zagal y vino.
éste es mi cuerpo: laberinto, avena,
maduro grano que arderá en tus dientes,
esquila, choza, baladora oveja,
tecórbito y aceite, paja y lumbre;
entra a llamarme, a reprenderme, a herirme,
a serenar turbadas hendiduras;
baja, pupila de avellana, baja,
rústico centelleo, ráfaga de rocío,
colibrí travieso,
soy también tu ganado, ven, congrégame,
asido a tu cintura dulce ramo,
caramillo de azahares en mi boca.
..................................................................
y ante mis ojos,
como un tañido de frescura,
triunfal y apasionado desconcierto,
emergió de sus piernas a la tierra,
hacia todos mis dedos como galgos,
liebre espejeante, mórbida espesura,
el orgulloso endurecido bronce de su intocada parte
de varón;
estallido, mordisco, ávida lengua, montaraz pistilo,
novilúnido semen, dulzorosa penetración, pródigo arquero.
plenamar de su espasmo,
de su primer licor, abeja de oro,
se me quedó en el pecho, pecho a tierra,
un gemido de manso entre los árboles.
luego estuvimos mucho tiempo mudos,
vencedores vencidos,
acribillados, cómplices sobre las pajas ásperas,
él junto a mí, sonando todavía,
y yo, mi cara sobre sus genitales de salvaje pureza.

recorde que se olvida,
que no se dijo nada
más.

dejo sus cabras el zagal y vino
qué blanco, qué copioso y dulce vino.

Cante

Por qué mis ojos, madre,
quieren llorar?
Ay. Ay.
Niño del cuerpo pulido
y de clavito mortal.
Ay amor, ay amante
que mi amor tiene.
Solecito
del viejo pavo
real.
Ay. Ay.
Meu corazón ferido
cómo duele recordar.
Aire de flor secreta.
Locura de aquel beso chavísimo
y total.
Ay amor, ay amante
que amor mi amor bebía
y ausente está.
Por qué mis ojos, madre,
quieren llorar?
Ay. Ay.
En el aire mexica
de los olivos:
su piel,
niñez de la aceituna y el jacinto,
su sonrisa de miel y pan,
ay ay, que no
su adolescencia
de palomo ávido
y apto para cantar,
ay ay, que no
lo veo más,
mi bienquerido,
dulce nombre,
cuerpo de vino y leche,
entrepierna de dátil y almidón,
sexo de anís y fragua,
Ay, ay,
malpenadito me sepulto,
ciego,
que en él puse mi vida, madre,
y en él que la perdí.

Saudade

A Dionicio Morales

I

Pensar que duermes y que, solamente
por no morir de ti, de tu cintura,
mi corazón: velero en andadura,
remontaría el aire, dulcemente.

Saber que duermes y que me condenas
a rotura de ti, a desprendimiento;
mi corazón a tierra, tú en el viento
y toda lengua muda y me encadenas.

Tú tan desnudo ahora y no te toco.
Tan dolorido yo y no te acongojas.
Te me robas y en vano te convoco.

Quédate así, amor mío. Si guardeces
noche para la noche a que me arrojas
de ti anocheceré, tú que amaneces.


II

De ti anocheceré, tú que amaneces
grave de luz, ardiente mañanura,
junco de lumbre, tersa de galanura,
bienhadado del Sur donde floreces.

Sea mi vida pues, la descordura;
de lo que fui sólo seré tu ausencia,
tu primer anatema, la apetencia
donde tuvo tu cuerpo su atadura.

De ti anocheceré. Y, envejeciendo,
despoblado de ti, desatendido,
laborioso de muerte, oscureciendo,

seré desolamiento trascendido.
De ti anocheceré y, anocheciendo,
seré escombro de amor desconcedido.


III

Seré escombro de amor desconcedido;
me cumplo a oscuras, no me doy consuelo,
y determino este montón de duelo
cuando te pienso en muerte convenido.

Qué habré de ser sin tu presencia impía?:
Descorazonadura, vaciedumbre...
Bebí cáliz de acíbar, servidumbre
de soledad uncí. Y, ay, todavía

qué despiedad acrece mi faena,
qué dondequiera soledad desboco,
qué cosa estoy tan triste y me doy pena.

Y me acerco a tus cosas y las toco,
todo está nadie, amor, tierna colmena,
y me voy apagando poco a poco.